Las principales enfermedades del almendro y su tratamiento
El almendro es un cultivo tradicional de la península. Sin embargo, en los últimos años ha sufrido una importante transformación y ha sido uno de los cultivos que más se ha plantado, con un incremento del 18% de la superficie en los últimos tres años. Incluso en zonas agroclimáticas de España donde el almendro no formaba parte del conjunto agrícola, como puede ser Extremadura, el aumento de la superficie ha sido de más del 70%.
De esta forma el almendro se ha convertido en el cultivo leñoso más importante de la península y al mismo tiempo ha situado a España como el líder mundial en número de hectáreas.
Los precios, el incremento mundial de la demanda, las nuevas técnicas del cultivo, las nuevas variedades autofértiles y de floración un poco más tardía, la incorporación del almendro en regadío y con marcos de plantación más parecidos a un frutal, han sido los principales causantes de esta transformación que está logrando que el almendro sea uno de los cultivos más rentables en la actualidad.
“Uno de los principales problemas en las nuevas plantaciones es la incidencia de enfermedades, que se ve agravada por la transformación que está sufriendo este cultivo”.
Además, en los últimos años, han incrementado los focos también de enfermedades, entre otras, como el cribado, la roya o la abolladura, también conocida como lepra.
A pesar de expresar una sintomatología muy distinta ya sea en fruto o en hoja, varias de las enfermedades fúngicas más comunes tienen comportamientos similares, coincidiendo en muchos casos los periodos de infección y ciclo de desarrollo y las condiciones de infección. Por consiguiente, podremos utilizar una misma estrategia para poder controlarlas al mismo tiempo.
En la fecha actual algunos almendros están ya en flor y, en la mayoría de los casos, en el estado de yemas hinchadas. Además, este comienzo de 2018 está siendo lluvioso y húmedo en muchas zonas de España y se prevén lluvias generalizadas para la próxima semana.
Hongos como la monilia, la abolladura o el cribado se desarrollan con temperatura suave y humedad en el momento de la floración y con oscilaciones de temperatura, como se está dando el caso en los últimos días.
Por lo tanto parece que nos encontramos con unas condiciones óptimas para el desarrollo de dichas enfermedades y, por consiguiente, en un momento clave para la prevención con una estrategia que reduzca el inóculo y, sobre todo, para evitar las infecciones primarias y su desarrollo.
Debido a varios de los factores explicados anteriormente, como por ejemplo la implantación del almendro en nuevas zonas agroclimáticas, la incorrecta elección varietal (variedades más sensibles) o el aumento de plantaciones en sistema intensivo y regadío, nos encontramos con un aumento de las enfermedades de este cultivo.
Las enfermedades del almendro pueden ocasionar graves pérdidas de rendimiento del cultivo que pueden ir de un 20%, como es el caso de la phomopsis, un 30% en el caso de la mancha ocre, un 50% por ataques de monilia o de mancha bacteriana y hasta un 100% por antracnosis.
Estrategia preventiva
“La infección por hongos en el almendro se produce a finales del invierno y comienzo de la primavera, en condiciones de humedad y temperatura favorables”.
Para una buena estrategia preventiva contra monilia, abolladura, cribado, botritis o antracnosis recomendamos empezar las aplicaciones en botón rosa en el caso que se actúe con un producto de contacto, o preferiblemente a 10% de floración cuando utilizamos un producto penetrante o sistémico, repitiendo el tratamiento cada 7 o 20 días hasta caída de pétalos dependiendo de los productos utilizados.
Para el control de mancha ocre tenemos que empezar los tratamientos un poco más tarde, sobre 70% a 100% de Floración, repitiendo el tratamiento cada 7 o 20 días dependiendo de los productos utilizados hasta cuajado de fruto.
Estrategia preventiva
“La infección por hongos en el almendro se produce a finales del invierno y comienzo de la primavera, en condiciones de humedad y temperatura favorables”.
Para una buena estrategia preventiva contra monilia, abolladura, cribado, botritis o antracnosis recomendamos empezar las aplicaciones en botón rosa en el caso que se actúe con un producto de contacto, o preferiblemente a 10% de floración cuando utilizamos un producto penetrante o sistémico, repitiendo el tratamiento cada 7 o 20 días hasta caída de pétalos dependiendo de los productos utilizados.
Para el control de mancha ocre tenemos que empezar los tratamientos un poco más tarde, sobre 70% a 100% de Floración, repitiendo el tratamiento cada 7 o 20 días dependiendo de los productos utilizados hasta cuajado de fruto.
Recordamos además que, para una correcta estrategia integrada, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Elección de variedades resistentes según problemática
- Eliminación de frutos o restos vegetales afectados
- Eliminación de restos de poda
- Realizar una poda que favorezca la aireación
- Control del vigor