Innovar dentro de la estrategia 2030 de la Unión Europea para la agricultura
Hace unas semanas se publicaba la estrategia 2030 de la Unión europea con el llamativo nombre de “From farm to the fork” (de la granja al tenedor), cuyo objetivo principal es conseguir que el 25% de la superficie agrícola europea se dedique a la producción ecológica para el año 2030 .
Esto nos deja un escenario preocupante, ya que parece que todo el esfuerzo inversor se va a ir hacia ese modelo de producción. No podemos bajar la guardia y seguir invirtiendo en investigaciones que se adapten a este método, sin olvidarnos del otro 75% que es la producción convencional y que es la que ocupa el grueso de la alimentación en Europa.
Que la Unión Europea y los diferentes ministerios de cada país quieren impulsar la agricultura ecológica no es nada nuevo. Desde hace varias décadas se han establecidos diferentes líneas de subvenciones y de promoción con este objetivo. La superficie destinada a este tipo de cultivo ha ido creciendo, pero este mensaje no ha calado en el público.
Sin embargo, ha habido aspectos muy interesantes, principalmente para la agricultura española. Nuestro país es el máximo productor de la UE a pesar de que las cifras de consumo se sitúan alrededor del 2% por lo que hemos conseguido ser un proveedor al norte de Europa.
No perdamos la perspectiva, en los países que más consumen nuestros productos ecológicos las cifras no son mayoritarias, situándose entre un 10 y un 15%. Sin embargo, debemos de adaptarnos a este panorama. Esto supone un freno a investigaciones en campos como las nuevas técnicas de mejora genética y la biotecnología.
La tecnología e innovación puede coexistir con la producción ecológica
Muchas técnicas de agricultura digital y de tecnologías de la información y comunicación aplicadas a la agricultura no son incompatibles con la producción ecológica puesto que no interfieren con la relación planta suelo ni suponen ningún insumo . Lo mismo podría decir de la tecnología aplicada al diseño y gestión de invernaderos en la que se puede seguir innovando dentro de la estrategia 2030.
Pero hay que seguir buscando nuevos caminos para la innovación dentro de este marco. El principio rector del reglamento es la apelación a la naturaleza, que establece que solo se permite todo aquello de origen natural ( north_east Mulet, 2018 ). Esto supone que puede ser un impulso para la química de productos naturales en busca de nuevos productos que puedan ser utilizados como insumos agrícolas.
En este campo cobran especial importancia los bioestimulantes, que son aquellos productos que pueden incrementar la tolerancia de los cultivos a condiciones ambientales adversas (salinidad, sequía, etc.). Estos productos pueden tener diferentes orígenes, como extractos de algas o microrganismos, subproductos de la industria agrícola o alimentaria, etc. Sí son de origen natural pueden utilizarse en agricultura ecológica y la legislación actual permite un proceso de autorización relativamente rápido que facilita la comercialización. Estos compuestos, también pueden aumentar la resistencia de la planta a diferentes patógenos. Junto a estas estrategias, también está el uso de hongos, (rizobacterias) o de bacterias promotoras del crecimiento vegetal (conocidas como PGPR por sus siglas en inglés). A pesar de que es un campo conocido y estudiado, en el marco de la nueva estrategia de la Unión Europea podemos encontrar un marco adecuado para investigar y sacar nuevos desarrollos ya que también son aptos para la agricultura ecológica.
Hay algunos aspectos que queda por ver cómo van a implementarse en un futuro cercano cómo por ejemplo, las new breeding techniques. Entre las que se encuentra el conocido CRISPR/cas9. Estados Unidos y China están apostando fuerte por la edición genética (popularmente conocida como CRISPR), con algunos desarrollos anunciados. En Europa todavía no se ha definido el marco legal bajo el que se regulará esta técnica.
No obstante, ya existen desarrollos que todavía son más sutiles. Por ejemplo, ahora la tecnología nos permite north_east modificar el patrón de metilación a voluntad . La metilación es un cambio químico que se produce en determinadas zonas del ADN y que modifica la regulación de determinados genes. Esto implica que podemos mejorar especies agrícolas sin modificar su secuencia de ADN, por lo que, técnicamente, no estaríamos introduciendo un cambio en su genoma.
Una regulación práctica y efectiva de estas herramientas podría ser una oportunidad para lanzar nuestra competitividad tanto en agricultura ecológica como convencional.
Hay que tener en cuenta que, al analizar los diferentes metaestudios, los resultados muestran que la agricultura convencional a menudo es más respetuosa con el medio ambiente, incluyendo parámetros como el uso de la tierra, las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de los acuíferos (Clark and Tilman, 2017). El principal escollo es la caída en producción, que supone un aumento de la huella de carbono y de la huella hídrica por kilogramo de alimento.