Control Integrado: el equilibrio perfecto
Soy Manuel Bueno, técnico de campo en la Cooperativa “La Palma” de Granada. En este artículo me centraré, desde una perspectiva directa y personal, en algo que nos preocupa a los técnicos a día de hoy: el control biológico de plagas y el uso de productos fitosanitarios . En un mundo globalizado, las plagas y enfermedades aparecen ‘sin querer’, con rapidez y procedentes de cualquier parte del mundo -como ejemplo pensemos en el COVID, un virus que todos tenemos muy presente-. Pues bien, los cultivos tampoco se “salvan”
Controlar de una manera eficiente las plagas no es fácil. Y cuando empezamos a “dominar” el problema sabemos que tenemos que estar atentos ya que, de forma casi inmediata, podría aparecer una nueva enfermedad o plaga en nuestra zona. No hay tregua. Actualmente, hemos llegado a la conclusión -gracias a nuestra experiencia y la evolución de las soluciones y herramientas disponibles- que solo con métodos químicos no conseguiremos un buen control de las plagas.
Eficacia de los fitosanitarios
En algunos casos, las soluciones químicas que se usan en la actualidad pierden eficacia en pocos años, a veces, incluso en menos de tres. Cuando esta eficacia disminuye o deja de funcionar, asuntos clave como el uso inadecuado y/o el abuso -o el uso reiterado del mismo producto fitosanitario-, acaban generando resistencia y, por tanto, una pérdida de efectividad. Este es uno de los motivos por el que la innovación y el desarrollo también son algo fundamental para nosotros.
Lanzar un nuevo producto fitosanitario al mercado cuesta mucho tiempo, esfuerzo, inversión, ensayos, pruebas, laboratorio, regulación, normativa…, las fases son prácticamente infinitas. Si el producto deja de ser efectivo en pocos años, no será rentable ni para las empresas ni para los agricultores, pues se quedan sin soluciones.
Por otro lado, la revisión continua de estos productos por parte de los reguladores, tanto Europeos como nacionales, ha hecho que desaparezcan muchos de los que ya teníamos.
En algunos casos, esto se produce porque el perfil toxicológico, cada vez más estricto, lo descarta -no dudemos de ello, los productos fitosanitarios son cada día más seguros a nivel toxicológico tanto para las personas como para el medio ambiente y los trabajadores-. En otros casos, al reducirse el número de materias activas, se acaba por recurrir a los mismos ingredientes activos produciéndose, por lo tanto, una pérdida de efectividad.
Actuación contra las plagas
Para evitar estas resistencias o falta de efectividad , es fundamental que tanto técnicos como agricultores estemos totalmente concienciados y mentalizados sobre la necesidad de alternar materias activas que actúen en distintas dianas.
Aproximadamente allrededor del año 2007 se pensó que la solución estaba en el control biológico . Fue el año en el que se produjo un punto de inflexión, y se pasaron de unas 300 hectáreas bajo este sistema, a más de 4.000 ha bajo control integrado.
La reducción en el uso de productos químicos fue importante. Además, coincidió que en los años posteriores desaparecieron del mercado más de 50 materias activas anteriormente utilizables, una tónica que continúa a día de hoy.
Las plagas que parecían indomables empezaron a dejar de tener tanto protagonismo. Pero, el equilibrio en la naturaleza es algo dinámico y, por supuesto, no permanece siempre como nos gustaría a los técnicos y/o los agricultores.
Como consecuencia, posteriormente comenzaron a emerger nuevas plagas que serían las más importantes en esta nueva etapa, provocando numerosos daños en los cultivos, con la consecuente pérdida de la rentabilidad.
Empleo de auxiliares
El uso de insectos auxiliares dificulta el uso de fitosanitarios por incompatibilidad, pero fuimos aprendiendo a controlar con auxiliares y a usar una nueva generación de productos fitosanitarios cada vez más respetuosos con estos insectos.
Además, también aprendimos que no todas las plagas podían ser controladas con auxiliares. Dentro de este equilibrio dinámico que antes mencionábamos, las plagas buscan seguir viviendo, ya que esa es su "misión funcional". Un claro ejemplo de esto es el del pulgón.
Los parásitos de los pulgones solo afectan a los pulgones más grandes, donde se puedan desarrollar completamente, evitando así parasitar los pulgones más pequeños, donde no llegaron a término su ciclo. Y es que, está claro: ellos han aprovechado ese resquicio, el pulgón se ha adaptado y ahora nacen muchos micro-pulgones, o pulgones pequeños, que no serán parasitados.
Esta es la tormenta perfecta que se traduce en pérdidas de producción, falta de control y búsqueda de nuevas alternativas en el mercado de los fitosanitarios, para conseguir el control que no daban los auxiliares.
Cabe destacar que este control no fue relevante hasta que no llegó el frío, pero el incremento de gastos, sí que lo fue.
Esto nos lleva a un escenario en el que lo "ecológico”, quizá por el momento, no nos va a permitir asegurar un control adecuado de las plagas y enfermedades que afectan a nuestros cultivos.
Importancia de los fitosanitarios
Por esta razón, necesitamos fitosanitarios para realizar tratamientos y correcciones en momentos puntuales. Esto es lo mismo que ocurre en la Sanidad humana. Lo mejor es la prevención en la salud, pero no podemos prescindir de las medicinas. En definitiva, es necesario que se siga investigando e innovando y que salgan nuevos fitosanitarios que se adecuen a este nuevo escenario. Sin duda, es algo que requiere un esfuerzo, pero es el futuro.
No obstante, la transición debe ser lo más razonable posible y tiene que facilitar esa evolución para poder llegar a buen término. O ¿acaso creemos que los productos hortícolas que vengan de fuera de Europa tienen más garantías? Por otro lado, cabe destacar que las empresas que trabajan en la producción de auxiliares buscan también nuevas formas de control y nuevos auxiliares. Mi respeto también para ellos.
En este mercado, nadie es ajeno. Las “casas de semillas ” se esfuerzan en conseguir variedades resistentes y aportar innovación varietal que ofrezca soluciones reales. No solucionan todo, pero todo suma.
Los técnicos intentamos armonizar y mejorar el uso combinado de todas las herramientas y soluciones, mediante prácticas agrícolas, técnicas de manejo del suelo, uso de fitosanitarios y/o auxiliares. Pero, por “a o por b”, conforme pasa el tiempo y avanza la campaña, vemos que nos quedamos cortos.