Parásitos emergentes en la vid: Planococcus ficus
Planococcus ficus, más conocido como Cochinilla algodonosa, Cochinilla harinosa de la vid o melazo de la vid, el Planococcus ficus es un insecto,más concretamente un parásito que pertenece al orden Hemiptera y que se extiende en diferentes regiones productoras de vino del mundo, presentando una amplia distribución geográfica: Europa, Asia, Sudáfrica y Estados Unidos.
En España, P. ficus aparece principalmente en uva de mesa en la zona costera mediterránea, pero actualmente también puede encontrarse en uva de vinificación y en zonas donde antes esta plaga no era conocida ni habitual.
Durante la década de 1990 las infestaciones por cochinillas fueron poco frecuentes en los viñedos del norte y muy raras en las zonas del interior, pero a partir de la década de los 2000 las infestaciones se han extendido siendo la especie de cochinilla dominante.
Es importante la vigilancia y north_east control de esta plaga puesto que puede causar daños en el producto, y a consecuencia ello dar lugar a pérdidas económicas.
Descripción y biología de Planococcus ficus
La cochinilla harinosa presenta unos puntos blancos y/o amarillentos con apariencia algodonosa, pero su forma biológica depende de su estado de desarrollo (juvenil o adulto) y de su condición como hembra o macho.
La hembra adulta presenta un cuerpo de 4 a 4,5mm de forma oval, alargado, con el dorso ligeramente convexo, la faz ventral plana y con nueve segmentos visibles en el abdomen. Su cuerpo es de color amarillo pálido, aunque está cubierto por una sustancia cerosa de color blanquecino que no permite ver su coloración real. Es la responsable de las características secreciones algodonosas que se encuentran en cultivos infectados, donde se resguardan durante la puesta de huevos hasta la eclosión de las larvas.
El macho es más pequeño, de 1 mm de largo, es marrón, delgado, con dos pares de alas transparentes y membranosas, dos halterios y dos largos filamentos blancos en su parte posterior (que es su rasgo característico).
Se alimentan de la savia de los huéspedes sobre el que se desarrollan, tomándola tanto de la porción aérea como de la subterránea.
Es importante destacar que el escaso tamaño de estos insectos, así como su hábito de permanecer en lugares ocultos y sombríos de la planta, dificulta su detección haciendo que el control se realice cuando los niveles poblacionales ya son significativos.
Generalmente se detectará la plaga por la presencia de las hembras sueltas o envueltas en la ya nombrada secreción algodonosa con las futuras crías, pudiendo situarse en el tronco, en vez de las hojas o bajo la corteza de las plantas. Por ello es recomendable hacer revisiones periódicas, puesto que cuanto antes se actúe más probabilidades tendrá la vid de ser desparasitada.
¿Cómo actúa? Huéspedes en los que se produce y síntomas asociados
P. ficus afecta a distintos huéspedes como son: Cydonia oblonga , Ficus carica , Malus doméstica , o Vitis vinífera entre otros, siendo de especial importancia este último, principalmente en variedades de uva de mesa.
Los síntomas y daños que provoca en el huésped P. ficus se podrían clasificar en daños directos y daños indirectos.
Los daños directos están relacionados con su alimentación, que la realiza directamente del tejido vegetal, introduciendo los estiletes hasta el floema e inyectando saliva con toxinas en el tejido vegetal, una acción que es fitotóxica e irritante para el huésped. Comienza adhiriéndose al tronco, empezando por las partes más próximas al suelo y extendiéndose a las partes más aéreas.
Esta acción provoca el debilitamiento de la planta, causando defoliación parcial o total de la misma, así como una plasmólisis del tejido. También se ha demostrado que estos daños en las uvas de vino están asociados a caracteres negativos y a una menor calidad de los análisis sensoriales.
La hembra crea un saco blanco con apariencia algodonosa donde deposita hasta 250 huevos, ahí pasa su ciclo hasta que las larvas eclosionan, este proceso se produce entre cuatro y nueve veces al año, y es exponencial puesto que cada vez hay un mayor número de hembras fértiles. La rapidez con la que aumenta la plaga es un gran factor de riesgo.
Los daños indirectos que provocan están relacionados con la eliminación de alimentos durante el proceso digestivo. Durante este proceso generan una sustancia de desecho llamada “mielecilla”.
Esta sustancia es utilizada como sustrato por un tipo de hongo, ocasionando que la planta huésped quede expuesta ya no solo al ataque por la cochinilla sino también por colonias de hongos capaces de debilitar el tronco (afectando en la tonalidad de éste y por tanto haciendo más fácil su detección) y la calidad del fruto.
Del mismo modo, también es conocido que P. ficus actúa como vector de virus. Entre los más importantes que transmite encontramos el Grapevine leafroll de la vid (GLRaV-3), un tipo de ampelovirus. Según encuestas realizadas en los años noventa, el GLRaV-3 estaba presente en la mayoría de los viñedos de la zona sur de Galicia con una media de 25-35% de plantas infectadas. Este virus es capaz de provocar el arranque de vides jóvenes (menores de 25 años) y pérdidas adicionales debidas a retrasos en la maduración.
La presencia de hormigas es igualmente importante en el desarrollo de la plaga, puesto que muchas veces éstas actúan como vector transportando al parásito hasta las zonas más altas. En ocasiones, algunos agricultores hacen cortes en los troncos para crear barreras físicas dificultando el tránsito.
Métodos de detección de Planococcus ficus
Para la detección de P. ficus en plantaciones de vid, se examinan al menos 20 vides para detectar la presencia de hormigas (de las que se sabe que se alimentan de la melaza que secretan las cochinillas). Cada vid se examina durante un minuto, y si no se detecta movimiento de hormigas se suspende la búsqueda en esa vid. En caso de encontrar hormigas, se procede a la búsqueda de cochinillas. En cuanto a la identificación de estas, en 1992 los expertos atendían a las características morfológicas, pero a partir de 2014 se utilizan análisis de ADN mediante PCR.
La revisión de la zona bajo la corteza de la vid de forma periódica permite detectar la presencia de una plaga a tiempo para salvar la cosecha, y en consecuencia utilizar métodos que eliminen el problema tales como:
Confusión sexual
Es el método más recomendado para el control de esta plaga, consiste en evitar la proliferación de una segunda generación de cochinillas. Para ello se esparcen por el cultivo feromonas femeninas de tal forma que el ambiente queda saturado y los machos son incapaces de identificar a las hembras, evitando así la fecundación y por tanto no se fomentaríala aparición de nuevas larvas. Es muy importante estudiar el momento en el que se encuentra la plaga, ya que esta afectará solo a los adultos en edad reproductiva, en el caso específico del melazo, ha de hacerse entre la primera y la segunda generación.
Control químico
E el método que ha de aplicarse al poco de comenzar el ciclo de producción y después de la poda. Hay que tener en cuenta que se necesitan unas buenas prácticas para evitar que la plaga desarrolle resistencias. El control químico se realiza en otoño, primavera y verano; con este método se consigue una reducción significativa de la plaga en tratamientos post cosecha, pero la supervivencia de algunos de los insectos de la especie hace que el cultivo pueda volver a infectarse en la temporada siguiente. Por estas razones es muy importante contar con técnicas de monitoreo eficaces, de manera que los insecticidas puedan ser aplicados de manera oportuna, algunos ejemplos de monitoreo podrían ser bandas pegajosas o trampas de agregación.
Control biológico
Es una buena opción que, además de ser respetuosa con el medioambiente, a a permitir al agricultor en cuestión mantener altos estándares de calidad al no exponer el fruto a productos químicos agresivos. Para ello ha de hacerse un estudio del nivel de infestación que posee la planta. Una vez hecho esto se introduce en la viña una avispa que elimina el melazo. Se suele utilizar de forma puntual o complementaria.
Aun con estas técnicas se recomienda utilizar la confusión sexual combinada con al menos otra para asegurar que el Planococcus ficus desaparece del cultivo. Este proceso debido a complicaciones en los peores casos podría llevar hasta un año.
Aunque las cochinillas harinosas han sido reconocidas como plaga en la última década, las medidas de control no se han aplicado hasta ahora.
En cuanto a las prácticas culturales, las medidas de manejo contribuyen a disminuir la presencia de P. ficus. Entre estas medidas se cuentan: que los racimos cuelguen libremente y se realicen podas en verde eliminando las hojas próximas al racimo en variedades de uva de mesa, también es importante que la fertilización nitrogenada no sea excesiva evitando de esta manera crear un ambiente favorable para Planococcus ficus.
Por último, indicar siempre qué, la prevención en términos generales y el uso combinado de herramientas digitales son de gran importancia para evitar el ataque de esta plaga potencialmente tan dañina para el viñedo.